No conviene para nada discutir lo más mínimo en la habitación matrimonial (éste debe ser el lugar para el descanso compartido y para los encuentros amorosos).
Cuando sea necesario tocar algún tema conflictivo, se recomienda buscar otro lugar de la casa y, si es posible, mucho mejor hacerlo en un espacio "neutral" (por ejemplo, un bar o un lugar abierto como una plaza).
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